Este mes han ocurrido sucesos extraordinarios en el mundillo tecnológico: por un lado Fuchsia está dando muchísimo que hablar luego de haber permanecido largo tiempo bajo las sombras, y por otro Google recibiendo las caricias de la Unión Europea: una gigantesca multa de nada menos que $4.430 millones de euros, con el peligro adicional de que, si en 90 días no pone fin a sus prácticas abusivas, Alphabet —la compañía matriz de Google— se enfrente a multas diarias de hasta el 5% de su facturación diaria.

Respecto a la decisión de la Comisión Anti-monopolio de la UE en el caso Android, Sundar Pichai, CEO de Google, advirtió (en clara alusión a Apple):

Hasta ahora, el modelo de negocios de Android implicó que no tuviéramos que cobrarles a los fabricantes por nuestra tecnología ni que hubiera que depender de un modelo de distribución estrictamente controlado. La decisión de hoy alterará el delicado equilibrio que hemos logrado con Android, y envía una señal preocupante a favor de los sistemas propietarios por sobre las plataformas abiertas.

Tan delicado está el asunto que el mismo Donald Trump, con su habitual bravuconería, dijo al respecto:

¡Se los dije! La Unión Europea acaba de aplicar una multa de 5 mil millones de dólares a una de nuestras más grandes empresas, Google. ¡Verdadermente se han aprovechado de E.E.U.U., pero no por mucho tiempo!

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Pero nos desviamos del tema... ¿Te acuerdas de Fuchsia? Sí, hablamos de él hace un par de años, en ese entonces era un misterio y sigue siendo un misterio. Verán, Fuchsia es un nuevo sistema operativo de código abierto creado desde cero por Google. Este sistema operativo, a diferencia de Android y Chrome OS, no está basado en Linux, sino que usará (de hecho ya usa) un nuevo microkernel escrito desde cero llamado Zircon (anteriormente denominado Magenta).  Al principio pensábamos que se trataría de algún tipo de experimento de esos que abundan en Google; pero nada más lejos de la realidad, puesto que hay más de 100 ingenieros involucrados en el proyecto.

En abril de este año, se hizo pública documentación preliminar de Fuchsia OS, y se confirma lo que ya sospechábamos: Google no quiere tener nada que ver con Linux, y Fuchsia es su más ambicioso intento por conseguir lo que nunca pudo con Android (o al menos, lo que en algún momento pudo pero se escapó de su control), unificar todo su ecosistema y controlar el tema de distribución y actualizaciones. Sin duda, el problema de la fragmentación está dándole muchos dolores de cabeza a Google. De hecho, el equipo de Fuchsia ya se encuentra trabajando por implementar ART, la máquina virtual de Android, en el nuevo sistema operativo, con lo cual será capaz de correr aplicaciones de Android.

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Si a tí ni a nosotros no nos gusta la idea, te complacerá saber que a los desarrolladores de Android les disgusta mucho más que a tí. De hecho ya surgieron los primeros indicios de desacuerdos relacionados con Fuchsia dentro de Google: el mes pasado, en un cambio propuesto para Android Runtime en apoyo de Fuchsia, dos desarrolladores (uno del equipo de Fuchsia y el otro del equipo de Android) se pusieron a discutir sobre lo moleso que resulta para el equipo de Android incluir código de Fuchsia en Android. La estocada la puso el miembro del equipo de desarrollo de Android:

A menos que Fuchsia se convierta en una plataforma de primer nivel, el equipo de ART no cargará con el peso de garantizar que tu código siga funcionando y menos que compile. 

Lo que en lenguaje vulgar podría traducirse como un «que se jodan Fuchsía, tú y tu código» en toda la regla...

Al final sólo Fuchsia prevalecerá

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[right-side]Poco más sabemos de Fuchsia, y aunque diversas fuentes parecen confirmar su debut en 2021 en al menos dos dispositivos domésticos conectados (esto es, alguna especie de dongle como los Chromecast y algún altavoz inteligente como Google Home o el Amazon Echo) desconocidos, el portal Bloomberg asegura —valiéndose de fuentes internas en la compañía— que para el año 2023, Fuchsia tendría que haber sustituido por completo a Android al haber sido desplegado en relojes, teléfonos, tablets y laptops.

Una de las prioridades de Fuchsia se encuentra justamente en uno de los apartados más flojos de Android: la seguridad. Como sabemos, Google depende de los fabricantes de móviles y de las operadoras telefónicas para lanzar actualizaciones y parches de seguridad a sus respectivos dispositivos Android. Lo que ocurre es que esta gente no tiene el mismo incentivo que Google para lanzar actualizaciones, y las razones son bastante lógicas (pero no por ello deja de ser una cagada): ellos van a preferir antes venderte un nuevo teléfono que darle nueva vida al viejo con alguna actualización; las empresas telefónicas, por otro lado, tienen otras prioridades. Las consecuencias, como no podía ser de otra manera, son nefastas.

Fuchsia significará un control total por parte de Google, y ya desde los cimientos, su equipo de desarrollo tiene entre sus prioridades el tema de la seguridad; y para ello han reclutado manos expertas. Nick Kravelich, quien ha sido ingeniero jefe de seguridad de Android, pasó a trabajar en el equipo de Fuchsia desde el pasado mes de enero, de acuerdo con su perfil de LinkedIn.

Dispositivos como Google Home y Chromecast serán los primeros en usar Fuchsia OS. / © Android Central
Así mismo, y dado que para Google —y por qué no decirlo: el resto de gigantes tecnológicos con todo esto de Alexa, el Amazon Echo y los asistentes virtuales por voz— el futuro se encuentra en la inteligencia artificial y los comandos de voz, Fuchsia ha sido diseñado para que el usuario pueda interactuar mediante voz tanto con el mismo sistema como con el resto de aplicaciones.

De acuerdo con Bloomberg, no hay todavía una hoja de ruta establecida y firmada por Sundar Pichai. El progresivo distanciamiento de Google de su inicial filosofía en favor de Android como plataforma libre y sus contribuciones al open-source hacían presagiar que, tarde o temprano, habría de decidirse abandonar por Linux como piedra angular de sus sistemas operativos. Con la colosal sanción impuesta por la Unión Europea y las fauces de Oracle acechando luego de haber impuesto una demanda por el uso de Java, Google tiene mucho de su parte para volver a hacerse con el control de la situación. Pero la jugada es arriesgada, y ser Google no te hace inmune al fracaso.

Igual no se preocupen, que también habra La Cueva de Fuchsia.

[vía Bloomberg]

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  1. FUCHSIA
    Se distribuye como software libre y de código abierto bajo una combinación de licencias de software, incluyendo la cláusula BSD 3, MIT y Apache 2.0.

    Para no querer tener nada que ver con Linux, dispone de 3 sistemas operativos con ese núcleo, su propio GNU/Linux basado en debian, para trabajar, y como servidor de sus servicios ChromeOS y Android.

    Para el internet de las cosas, y para los móviles un núcleo más liviano como el propuesto en Fucsia puede que en el futuro reemplace a Linux.

    Raro será que lo reemplace en servidores y máquinas de escritorio, al menos en un principio.

    El resto elucubraciones.

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César Barrantes

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Rolo Nieves

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